Fiesta de santo Tomás en Bilbao
Hoy al mediodía Margarita y yo hemos acudido a la fiesta de santo Tomás que todos los años se celebra en el Arenal y en la Plaza Nueva de Bilbao. Hacía varios años que no visitaba este recinto ferial y aprovechando el buen tiempo que hoy hacía y el deseo de recordar visitas anteriores me he animado a desplazarme hasta Bilbao.
Mucha gente y animación en las calles, muchísimos puestos de venta, sobre todo de artículos comestibles y productos de la huerta. Una notable cantidad de puestos de venta de artesanía, todos reunidos en una carpa junto al teatro Arriaga. Mucho orden y educación entre la ciudadanía. Buen humor y sonrisas por doquier.Estos son los aspectos positivos que que más me ha llamado la atención. Sin embargo, y sin ánimo de molestar, citaré algunos puntos débiles y ausencias que he observado en esta versión de la fiesta.
En primer lugar citaré la ausencia del tradicional y famoso cerdo que se rifaba con destino a ayudar a la Casa de Misericordia. Creo haber leído u oído que se debe a razones de higiene municipal. Nada qué objetar a este respecto, pero no puedo evitar recordar el enorme animal que se exhibía en el centro de la plaza de la Constitución en la fiesta similar en el Donosti de mi infancia y que constituía un auténtico foco de atracción y atención de mayores y de niños. También recuerdo del santo Tomás de Donosti la presencia de exhibiciones y seguramente venta de objetos del caserío vasco, como hachas y aperos de labranza. Nada de esto he visto hoy en el Arenal.
En la Plaza Nueva el paisaje era similar al del Arenal, es decir puestos de venta de lo mismo y ausencia casi total de lo que creo que era tradicional en años anteriores en esta plaza, la venta de pequeños animales de caserío.
Muchos puestos de venta de artesanía, ciertamente, pero ausencia casi total de artesanía tradicional vasca y oficios tradicionales artesanos. Tampoco he visto exhibiciones de música y folklore vasco.
En definitiva una fiesta populosa, pero, en mi opinión, con más cantidad que calidad. Claro que, a lo mejor resulta que es cierto lo que decía el poeta "...cómo a nuestro parescer cualquiera tiempo pasado fue mejor".
Mucha gente y animación en las calles, muchísimos puestos de venta, sobre todo de artículos comestibles y productos de la huerta. Una notable cantidad de puestos de venta de artesanía, todos reunidos en una carpa junto al teatro Arriaga. Mucho orden y educación entre la ciudadanía. Buen humor y sonrisas por doquier.Estos son los aspectos positivos que que más me ha llamado la atención. Sin embargo, y sin ánimo de molestar, citaré algunos puntos débiles y ausencias que he observado en esta versión de la fiesta.
En primer lugar citaré la ausencia del tradicional y famoso cerdo que se rifaba con destino a ayudar a la Casa de Misericordia. Creo haber leído u oído que se debe a razones de higiene municipal. Nada qué objetar a este respecto, pero no puedo evitar recordar el enorme animal que se exhibía en el centro de la plaza de la Constitución en la fiesta similar en el Donosti de mi infancia y que constituía un auténtico foco de atracción y atención de mayores y de niños. También recuerdo del santo Tomás de Donosti la presencia de exhibiciones y seguramente venta de objetos del caserío vasco, como hachas y aperos de labranza. Nada de esto he visto hoy en el Arenal.
En la Plaza Nueva el paisaje era similar al del Arenal, es decir puestos de venta de lo mismo y ausencia casi total de lo que creo que era tradicional en años anteriores en esta plaza, la venta de pequeños animales de caserío.
Muchos puestos de venta de artesanía, ciertamente, pero ausencia casi total de artesanía tradicional vasca y oficios tradicionales artesanos. Tampoco he visto exhibiciones de música y folklore vasco.
En definitiva una fiesta populosa, pero, en mi opinión, con más cantidad que calidad. Claro que, a lo mejor resulta que es cierto lo que decía el poeta "...cómo a nuestro parescer cualquiera tiempo pasado fue mejor".
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