De Getxo a Laredo en el "Old Dream"
El 3 de Julio pasado Jaime Oliver y su mujer Conchita nos invitaron a un grupo de amigos a conocer su astillero en Maliaño y después a un recorrido en su yate "Old Dream" por la bahía de Santander (ver aquí).El paseo por el mar nos dejó tan buen sabor de boca que los invitados dejamos claro a Jaime y Conchita que sería estupendo repetir la experiencia, pero sinceramente, no creía que esto iba a ocurrir tan pronto, precisamente ayer, día en que nuestros anfitriones nos prepararon una versión "corregida y aumentada", con un viaje de Getxo a Laredo en el que nos reunimos un grupo de amigos y al que no pudieron acudir algunos, por lo que finalmente fuimos nueve los afortunados participantes en este nuevo periplo marítimo.
A las 10 y media en punto el "Old Dream" soltaba las amarras en el nuevo puerto deportivo de Getxo y enfilaba la bocana del puerto exterior.
Dejamos a babor el ferry de P&O atracado en Santurce y a estribor este enorme crucero de lujo, el "Seven Seas Voyager" amarrado en el muelle de cruceros de Getxo.
El tiempo era espléndido, con un suave viento del NE y un mar ligeramente ondulado pero que producía un sensible cabeceo del "Old Dream", lo que en algún momento me hizo pensar en la buena idea que tuvimos Margarita y yo de tomar una preventiva biodramina antes de embarcar. Todos nos comportamos como auténticos lobos de mar, sin asomo del menor mareo.
Conchita nos propuso, como comienzo de viaje, cantar la salve marinera, inició la entrada y le seguimos con bastante poca fortuna, la verdad, posiblemente por falta de un ensayo previo :-). Seguro que la próxima vez saldrá mejor.
Parece que Luis Arteaga convence a Juanjo, que luego convence a Jaime.
La proa del "Old Dream" se convirtió en una autentica solanera, donde las y los aficionados a no perderse un rayo de sol se tumbaron o sentaron indolentemente, según se terciaba,
pero, eso sí, nos dejaron a las
personas serias, es decir a Juanjo Alonso y a mí, contemplar el paisaje infinito sentados en sendas sillas, por cierto muy cómodas y marineras (marineras quiere decir que no se volcaban con los movimientos del barco).
Nos acercamos a Castro con la intención inicial de parar un rato a tomar un aperitivo, pero finalmente se decidió que era mejor posponerlo hasta llegar a Laredo.
La vista de la iglesia de Castro desde el mar resulta impresionante, y yo no la recordaba bajo esta perspectiva, que se puede apreciar en la foto adjunta.
La costa entre Castro y Laredo tiene una extraña belleza en su árida y solitaria silueta, que, de repente se rompe al entrar en la Bahía de Laredo. Aquí sí que paramos amarrados a una boya para tomar el aperitivo que Conchita nos sirvió y que todos le ayudamos...a dejar vacías fuentes y botellas.
De pronto Jaime se presentó en traje de baño y amablemente nos invitó a tirarnos al agua. Todos declinamos educadamente el aceptar su invitación, alegando excusas diversas (no he traído bañador, es un poco temprano, me gusta esperar un poco para la digestión, estoy esperando una llamada urgente etc.). Pero Jaime no nos hizo ni caso, se tiró al agua desde la proa del barco y se puso a nadar a toda marcha hacia la playa, sin duda porque le gusta y porque este fin de semana participa nadando junto con uno de sus nietos en una travesía de natación en San Sebastián.
Bajamos a un gasolino que rápidamente nos dejó en el embarcadero del Club Marítimo de Laredo donde nuestros anfitriones nos invitaron a una estupenda comida. Aquí Silverio se despidió del grupo y se quedó en Laredo, donde tiene casa. Los demás embarcamos en el "Old Dream" e iniciamos el regreso, ya menos expuesto al sol, aunque Conchita y Margarita lo hicieron también en la proa, con un poco de abrigo, pero los demás más bien a cubierto.
Alrededor de las 20.30 llegamos al punto de partida en el puerto de Getxo y tras una foto (sin Silverio) de recuerdo en grupo nos despedimos hasta la próxima ocasión.
Nuevamente muchas gracias a Conchita y Jaime por su acogida y atenciones constantes, dejándonos la experiencia y recuerdo de una excursión inolvidable y tan agradable. También agradezco al Capitán y a su ayudante Cholo por la segura y eficiente navegación que nos depararon.
Si quieres ver todas las fotos que saqué pincha aquí.
A las 10 y media en punto el "Old Dream" soltaba las amarras en el nuevo puerto deportivo de Getxo y enfilaba la bocana del puerto exterior.
Dejamos a babor el ferry de P&O atracado en Santurce y a estribor este enorme crucero de lujo, el "Seven Seas Voyager" amarrado en el muelle de cruceros de Getxo.
El tiempo era espléndido, con un suave viento del NE y un mar ligeramente ondulado pero que producía un sensible cabeceo del "Old Dream", lo que en algún momento me hizo pensar en la buena idea que tuvimos Margarita y yo de tomar una preventiva biodramina antes de embarcar. Todos nos comportamos como auténticos lobos de mar, sin asomo del menor mareo.
Conchita nos propuso, como comienzo de viaje, cantar la salve marinera, inició la entrada y le seguimos con bastante poca fortuna, la verdad, posiblemente por falta de un ensayo previo :-). Seguro que la próxima vez saldrá mejor.
Parece que Luis Arteaga convence a Juanjo, que luego convence a Jaime.
La proa del "Old Dream" se convirtió en una autentica solanera, donde las y los aficionados a no perderse un rayo de sol se tumbaron o sentaron indolentemente, según se terciaba,
pero, eso sí, nos dejaron a las
personas serias, es decir a Juanjo Alonso y a mí, contemplar el paisaje infinito sentados en sendas sillas, por cierto muy cómodas y marineras (marineras quiere decir que no se volcaban con los movimientos del barco).
Nos acercamos a Castro con la intención inicial de parar un rato a tomar un aperitivo, pero finalmente se decidió que era mejor posponerlo hasta llegar a Laredo.
La vista de la iglesia de Castro desde el mar resulta impresionante, y yo no la recordaba bajo esta perspectiva, que se puede apreciar en la foto adjunta.
La costa entre Castro y Laredo tiene una extraña belleza en su árida y solitaria silueta, que, de repente se rompe al entrar en la Bahía de Laredo. Aquí sí que paramos amarrados a una boya para tomar el aperitivo que Conchita nos sirvió y que todos le ayudamos...a dejar vacías fuentes y botellas.
De pronto Jaime se presentó en traje de baño y amablemente nos invitó a tirarnos al agua. Todos declinamos educadamente el aceptar su invitación, alegando excusas diversas (no he traído bañador, es un poco temprano, me gusta esperar un poco para la digestión, estoy esperando una llamada urgente etc.). Pero Jaime no nos hizo ni caso, se tiró al agua desde la proa del barco y se puso a nadar a toda marcha hacia la playa, sin duda porque le gusta y porque este fin de semana participa nadando junto con uno de sus nietos en una travesía de natación en San Sebastián.
Bajamos a un gasolino que rápidamente nos dejó en el embarcadero del Club Marítimo de Laredo donde nuestros anfitriones nos invitaron a una estupenda comida. Aquí Silverio se despidió del grupo y se quedó en Laredo, donde tiene casa. Los demás embarcamos en el "Old Dream" e iniciamos el regreso, ya menos expuesto al sol, aunque Conchita y Margarita lo hicieron también en la proa, con un poco de abrigo, pero los demás más bien a cubierto.
Alrededor de las 20.30 llegamos al punto de partida en el puerto de Getxo y tras una foto (sin Silverio) de recuerdo en grupo nos despedimos hasta la próxima ocasión.
Nuevamente muchas gracias a Conchita y Jaime por su acogida y atenciones constantes, dejándonos la experiencia y recuerdo de una excursión inolvidable y tan agradable. También agradezco al Capitán y a su ayudante Cholo por la segura y eficiente navegación que nos depararon.
Si quieres ver todas las fotos que saqué pincha aquí.
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